Esta reseña sobre Hanyo no Yashahime: Sengoku Otogizoushi contiene spoilers. Si no has visto el capítulo, te recomendamos hacerlo y después regresar a leer la reseña.
Capítulo 6 : “El gato Juan en el templo viejo”
Hanyo no Yashahime arranca esta sexta entrega con sus tres protagonistas aceptando una misión que les propone Jyubei: al parecer, numerosos viajeros han desaparecido en las montañas del Norte.
Towa, Setsuna y Moroha se encuentran en el camino con un pueblo hechizado por demonios gato (bakeneko). Al vencerlos, liberan a los pobladores de su hechizo, y se disponen a investigar el templo de la zona. Allí encuentran un monje solitario que las invita a pasar la noche, pero en mitad de esta, nuevos demonios gato las atacan. El monje, entonces, les cuenta dónde están enterrados los huesos de un bakeneko purificado, ante la sospecha de que haya regresado. Efectivamente, el demonio ha regresado y ataca a Moroha y a Setsuna. Sin embargo, su verdadera forma ha poseído al monje.
Tras una intensa lucha en dos frentes, las tres jóvenes logran vencerlo definitivamente y salvar la vida del religioso.
Análisis: aventura paralela, ¿un acierto o un error?
Hanyo no Yashahime se ha programado con un total de 24 capítulos y se ha presentado como una respetuosa continuación de Inuyasha, sin aclarar si se trata de un modesto homenaje a la saga o si pretende lanzar nuevas temporadas al mercado. Naturalmente, todavía es muy pronto.
Sin embargo, la duda surge como la sed en cuanto aparece un capítulo aislado de la trama principal- para que nos entendamos, relleno. No quiero usar este último término por la percepción negativa que conlleva, las tramas bien planificadas pueden usar historias paralelas que encanten y, sobre todo, enriquezcan la trama, las relaciones entre personajes y el universo espacio temporal en el que se mueven.
Por otro lado, la saga original, sin prisas por cerrar sus episodios, se cocía a fuego lento y nos sumergía en un ambiente salpicado de aventuras que, o bien se iban enroscando a la trama principal, o bien ahondaban en los misterios del Japón feudal y el folklore del yokai.
Sea como fuere, soy incapaz de derramar una opinión en firme. He disfrutado del capítulo, sí, el planteamiento es perfecto y fiel al espíritu de su predecesora, pero sigo hambrienta otra semana más y ya vamos por 6 entregas.
Inuyasha y el folklore japonés
Indagando en el maravilloso cosmos del yokai y el ayakashi, di en algún momento con una anécdota de Osamu Tezuka. Contaba en ella que una pared invisible lo salvó de caer a un precipicio, y que, por tanto, estos seres eran bastante reales para él. No solo para él, toda esta rica mitología se adentra en las raíces y las creencias niponas.
Ya que este episodio ha querido centrarse en uno de los cientos que podrían nombrarse, el bakeneko, no voy a perder la oportunidad para subrayar la magnífica herencia que nos dejó Inuyasha y de la que, sin duda, han bebido otros mangas y animes. El ambiente de la historia era oscuro y violento, el género de terror se entrelazaba con el romance, la comedia y la aventura. En él, se dio la química ideal para desarrollar este vasto folklore, y Rumiko Takahashi demostró conocimiento y maestría.
Subrayemos también que este bakeneko es un diseño prácticamente idéntico a Byoki, el demonio que maldice a los protagonistas de MAO, el último manga de Takahashi. Quizás, gran parte de este capítulo de Hanyo no Yashahime deba interpretarse como un guiño a los trabajos más recientes de la autora y al espíritu enciclopédico de Inuyasha respecto a esta mitología.
Dos escenas
Merece la pena detenerse en dos escenas. La primera, por la gracia y la huella que nos va a dejar a los fans; la segunda, porque supone una evolución de esa torpe intención de Towa que tan mal dibujada quedó en capítulos anteriores.
La escena de las tres primas montadas en la bicicleta va a pasar al elenco de memes e imágenes sonadas de los fans y de la temporada de anime, sin lugar a vacilaciones. En ella, se plasma la personalidad de las tres protagonistas y se subraya el enorme carisma de Moroha, graciosa y genial. Pero, más allá de esto, la escena nos adelanta el nexo natural que existe entre tres chicas que comparten lazos de sangre, amistad, edad y naturaleza a camino entre el humano y el demonio.
En cuanto a Towa, que no se merece los guiones que le han puesto en los enfrentamientos con yokais, parece, al fin, haber adoptado un poder que encarne su firme decisión de permanecer con la mentalidad del siglo XXI en el Japón feudal. “Hereda”, por así decirlo, el rol de Inuyasha, y es capaz de absorber la energía demoníaca y salvar al monje.
A modo de conclusión
Hanyo no Yashahime se ha tomado un desvío en el camino principal de la trama, y nos ha regalado una aventura que bebe de su predecesora, Inuyasha. Antes que estimar si es un acierto o un error (dado su formato cerrado de 24 episodios), señalaremos su valor para profundizar en el ambiente feudal mitológico. También ahonda en las relaciones de las tres protagonistas con el mundo que las rodea, entre ellas y consigo mismas.
Si mis gatos tuviesen racionalidad para analizar el capítulo, no estarían muy felices de ver a Moroha lanzando mininos al aire, pero dado que no cuento con su opinión, doy por aprobado el episodio.