lightbulb_outline Esta reseña sobre Tate no Yuusha no Nariagari contiene spoilers. Si no has visto el capítulo, te recomendamos hacerlo y después regresar a leer la reseña.
Capítulo 14: “Recuerdos imborrables”
Mein ordena prender fuego al bosque y difundir el rumor de que ha sido el “demonio del escudo” para escapar del reino. Esta estrategia, junto al control de los puestos fronterizos, fuerza a Naofumi a tomar la decisión de ir a ver a la reina en lugar de escapar hacia Siltvelt. En ese momento, Melty propone buscar refugio con un noble aliado de confianza (Van Reichnott), que aparece misteriosamente a sus espaldas justo cuando están hablando de él. Sin embargo, al día siguiente, otro noble (Idol Rabier) secuestra a Reichnott. Para evitar que capturen al héroe del escudo, Melty hace uso de su autoridad y se deja escoltar por este noble hacia sus dominios. A pesar de la oportunidad que crea, Naofumi y sus compañeras deciden ir a salvarla.
Por otro lado, Raphtalia reconoce a Rabier como su primer captor y debe enfrentar su doloroso pasado. Mientras tanto, en la mansión del noble, Melty descubre su implicación con la Iglesia de los Tres Héroes y es amenazada. Por suerte, los héroes lanzan un rápido ataque sorpresa y se hacen rápidamente con el control de la situación. Raphtalia coloca el filo de su espada sobre el cuello de Rabier.
Análisis: sucesos aglutinados
En este capítulo de Tate no Yuusha no Nariagari predominan las acciones rápidas, que dejan poco lugar para profundizar en los momentos. Tal vez por ello, o porque ya desarrollé muchos aspectos en la reseña anterior que no vamos a repetir, este análisis no se presta a ser tan exhaustivo.
Por otro lado, ya que otorgué una lanza a favor de la serie y señalé minuciosamente cuáles considero sus mejores puntos; voy a equilibrar la balanza comentando también aspectos que he detectado en este episodio y que se prestan a una crítica algo más severa.
En primer lugar, el formato del tiempo narrativo del capítulo es una aglutinación de sucesos, encadenados unos detrás de otros y que, evidentemente, acaban dejando un final abierto. No creo que sea necesariamente malo, responde a las necesidades argumentales y prepara el terreno al siguiente episodio, que promete centrarse en el pasado de Raphtalia. Con todo, al comprimir las acciones, rompe el propio ritmo que lleva la serie y cae en la imposibilidad de profundizar en la lógica de la historia y las relaciones de los personajes. Únicamente descansamos, espectadores y personajes, en el corto espacio que se dedica a la estancia en la mansión del noble Reichnott. E incluso allí, las reflexiones de los personajes son tan rápidas que tenemos que concentrarlas en dos o tres frases claves algo artificiales y muy esperables.
Tampoco se le da apenas juego a los dos nuevos personajes introducidos, aunque ello no significa que no se desarrollen en los capítulos que siguen. Ahora bien, de entrada, no me siento conmovida ni por la maldad de Rabier ni por la bondad de Reichnott, no me ha dado tiempo a asimilarlo.
Este desajuste en los tiempos de la narración me retrotrae a la versión final de los últimos arcos de Inuyasha (Inuyasha Kanketsu-Hen). En la serie antigua, el ritmo era, a veces, incluso demasiado lento para mi gusto; en la nueva, tenía la sensación de que todo iba a una velocidad agobiante y absurda. Entre un hecho importante y otro, como espectadora, no tenía apenas tiempo para respirar. A veces, tenía que parar el episodio y recapacitar mentalmente sobre qué había pasado.
Por supuesto, en el caso que nos ocupa, no ha sido para tanto, ni de lejos, pero es importante dar un equilibrio al tiempo que se emplea en contar las historias. Lo malo de adaptarse a las necesidades del guion y el presupuesto es que puede repercutir en la calidad de la historia (y el oxígeno del espectador).
Agolpamiento de acciones aparte, las líneas argumentales más importantes que se tocan en el episodio son las siguientes: la relación entre humanos y semihumanos, el papel de los nobles en los juegos de poder de Melromarc, las reflexiones de Melty sobre sí misma y el pasado de Raphtalia.
A continuación, voy a ahondar en estos temas y algunos más que me han parecido dignos de interés.
Los juegos de poder en Melromarc y la nobleza: dos nuevos personajes
La jerarquía y los mecanismos de poder en el reino se van haciendo cada vez más nítidos. En el capítulo anterior, se perfiló la importancia de la Iglesia de los Tres Héroes, su papel como enemigo y su evidente alianza con Mein. En este, la nobleza cobra protagonismo y se escinde en dos bandos, se revelan dos nombres significativos: Reichnott y Rabier. Ambos son la representación de cada una de las posturas que tienen divididas las entrañas del reino; esto es, los aliados de la Iglesia y Mein frente a los leales de la reina.
Dejamos atrás ese espacio sin grises que Naofumi percibía al principio respecto a la aristocracia. En su lugar, tiene que reconocer que la realidad es mucho más compleja, que Melty no merece ser odiada ni culpada por las trampas de su hermana y que hablar con la reina es una opción viable (aunque yo quería que se fueran a Siltvelt).
Como ya adelantaba en mi comentario sobre el tiempo narrativo, no percibo un desarrollo lógico en la introducción de los dos nuevos personajes.
Reichnott me ha hecho ver simultáneamente los fantasmas de muchos personajes de anime. Tiene el aspecto por excelencia del noble alquimista, con un halo de misterio y la vestimenta propia de un mago de Clamp. La verdad es que me esperaba que justificaran y desarrollaran algo más al personaje antes de convertirlo en alguien totalmente confiable, pero le doy el beneficio de la duda y esperaré a los próximos capítulos.
En cuanto a Rabier, en lo que respecta al bando que representa, creo que es significativa su actitud frente a la princesa Melty. Ya sabemos o intuimos por el pasado de Raphtalia que es un hombre cruento, que encuentra placer torturando a niñas pequeñas y que tiene esclavos semihumanos; si bien, creo que no lo perfilan adecuadamente en el episodio (porque todo va muy rápido). Lo único que me resultó interesante es el momento en el que saca el símbolo de la Iglesia de los Tres Héroes y se justifica en él para ejercer autoridad sobre la princesa Melty, porque está afirmando que la Iglesia puede llegar a tener más poder en Melromarc que la realeza.
También me gustaría señalar a Mein. Solo aparece al principio, pero su huella está latente en todo el episodio. Ya no es una simple princesa egoísta que mira por sus intereses y juega a crear dramas y trampas a su favor, es una mujer calculadora con unas ambiciones muy altas y un dominio de la estrategia y la manipulación que van desde lo emocional hasta las entrañas de la política. Ha aprovechado las creencias de la Iglesia de los Tres Héroes, ha sido capaz de reunir soldados dispuestos a seguir sus órdenes y mover a nobles poderosos. Mein es una especie de poder en las sombras y no me cabe duda de que manipula a su padre. Tampoco me restan dudas acerca de la ignorancia del rey, su escena en el episodio lo hace evidente. Sería, por tanto, un error, dejarnos llevar por su imagen superficial y su risilla histriónica. En mi opinión, Mein lleva los hilos de una conspiración por el poder que podría sumir a Melromarc en una guerra civil en el peor momento posible.
El pasado de Raphtalia y los semihumanos
Parte del pasado de Raphtalia ya nos ha sido desvelado a través de la serie y las imágenes de sus pesadillas en este episodio, que regresan como vaticinio de su encuentro con el noble que la esclavizó.
Los detalles de su historia se han quedado en la oscuridad de ese sótano que mira con angustia durante el asalto al castillo. Naofumi le recuerda que la prioridad es salvar a Melty, por lo que no retomamos su historia hasta el momento en el que ignora el látigo de Rabier y coloca el filo de su espada sobre la garganta del noble.
Aunque ya empezamos a intuir en gran parte la trama de los semihumanos y los humanos, es mucho lo que todavía nos queda por ir conociendo. A través de Raphtalia, se irán desvelando más detalles al respecto. Sospecho que será más complejo que el mero argumento de la opresión del diferente y el débil, y que en otros reinos observaremos otro tipo de relaciones entre humanos y semihumanos.
Reflexiones de Melty
El escaso tiempo que pasan en la mansión Reichnott, Melty habla abiertamente y reflexiona con Filo sobre sí misma. La tensión entre su naturaleza infantil y su posición como heredera la llevan a un sentimiento de culpabilidad. Es consciente de que con el héroe del escudo siente una libertad que no le está permitida, y se inclina más por pensar que es algo malo. No obstante, las palabras inocentes de Filo y, más tarde, las de Naofumi, la animan a tomar la decisión de protegerlos a todos y de aceptar su responsabilidad en lugar de huir.
Filo vs. Melty: cara y cruz de la niñez
Aprovecho algunos pasajes de este episodio para destacar y comparar las personalidades de Melty y Filo. Ambas son representadas en una edad parecida, y, de hecho, se hacen amigas muy pronto, casi desde el principio forjan un vínculo especial. Sin embargo, y aunque las dos estén unidas por esa naturaleza dulce que las caracteriza, Filo representa a la inocencia más pura, la niña ángel, mientras que Melty es la inteligencia y la responsabilidad.
Filo es un personaje que, antes de seguir la serie y por imágenes, no me llamó la atención en absoluto, me resultaba un estereotipo más. No obstante, en movimiento y gracias a la magnífica labor de su seiyuu, es un ser absolutamente adorable. En general, el tratamiento respetuoso de la infancia es uno de los puntos que más me gustan de la serie.
El héroe del escudo y la toma de decisiones
Naofumi monopoliza todas las decisiones. Raphtalia y Melty – Filo vive en su mundo feliz- dejan que sea él el que tenga siempre la última palabra en todo, especialmente, en este episodio. Entiendo la actitud paternalista y protectora del héroe, soy fan de su personalidad desde el minuto cero, pero me descoloca y no me gusta el conformismo que muestran a veces sus compañeras.
Entre otros motivos, descoloca porque ni Naofumi se opone a que tengan un papel más activo (confía plenamente en ellas), ni sus personalidades son del tipo dependiente e inútil. De hecho, la última escena está cargada de significado respecto a la relación del héroe con Raphtalia y la autonomía de esta: Naofumi se retira y le cede el protagonismo, confía plenamente en sus habilidades porque la ha entrenado para ser independiente, fuerte y libre.
En cualquier caso, aunque la relación del héroe del escudo con sus compañeras a la hora de darles libertad y confianza suele ser total, acapara todo el centro de mando de las decisiones, y eso, en repetición constante, resta posibilidades a la historia.
Por otro lado, el rescate de Melty me parece forzado, una excusa para adentrarnos en el pasado de Raphtalia y entregarle un momento épico al héroe del escudo (ese momento en el que entre el polvo de la pared derribada vemos la sombra de Naofumi, la música lo presenta y suelta su frase de héroe). Quiero decir, si podían asaltar el castillo del noble y doblegar a toda su retaguardia, ¿no podían enfrentarse a unos pocos soldados y evitar que se llevaran a Reichnott y a Melty? En la misma línea, no entiendo por qué Melty no usa su magia para defenderse del noble cuando va a por ella.
Conclusión
Este capítulo de Tate no Yuusha no Nariagari está lleno de acciones y es, sobre todo, un episodio de transición en el que han pasado quizás demasiadas cosas y muy rápido.
Las críticas expuestas no alteran mi opinión inicial de la serie: sigo inclinando la balanza a favor y espero con ganas al siguiente capítulo.
Hubiera estado de 10 si cuando Raphtalia esta a punto de matar Idol se hubiera acercado Naofumi con cara de que no rompe un plato y le hubiera dicho con voz chillona: “Raphtalia sama!!” Naofumi no busca redimir a nadie, sino que sabe que cada quien es responsable de sus actos y debe de estar preparado para asumir las consecuencias de los mismos a diferencia de Raphtalia que tiene la visión idealista de poder cambiar a la gente
aver q pasa
Porque paso eso con Melty? Poder del guion