Esta reseña sobre Hanyo no Yashahime: Sengoku Otogizoushi contiene spoilers. Si no has visto el capítulo, te recomendamos hacerlo y después regresar a leer la reseña.
Capítulo 7: “Reunión a través de una manzana”
Hanyo no Yashahime completa en su séptima entrega la aventura inicial de la serie. Towa y Setsuna llevan un tiempo cazando demonios con los exterminadores, con el consecuente agotamiento para la primera, que no está acostumbrada. En la noche, una de los cuatro sirvientes de Kirinmaru, Kyuki, visita a su señor para hacerle saber de la muerte de Tokotsu a manos de las hijas de Sesshomaru. Esta promete hacerse cargo de ellas.
Al día siguiente, Towa despierta sola y siente que Setsuna la menosprecia. Toma entonces la decisión de viajar sola a buscar “la mariposa de los sueños”. Sin embargo, se pierde enseguida en el bosque. Allí se cruza con un muchacho que también se ha perdido y dice buscar el mar. Towa lo lleva a un riachuelo y le ofrece una manzana; él, a cambio, le regala la auténtica katana Kikujumonji. La espada, no obstante, es robada, y Towa es atrapada por el señor al que le pertenece. Para empeorarlo todo, Yotsume, sirviente de Kirinmaru, se disfraza y presiona al noble para que le pregunte a la joven sobre el siglo XXI.
Pronto, Setsuna se percata de la desaparición de Towa. En su camino se cruza a Moroha, y ambas se enfrentan a la forma espiritual de Fubuki, sirviente de Kyuki. Towa percibe en la casa del noble la forma original de este demonio, y gracias a ello, logran derrotarlo y liberarla de sus captores. Yotsume escapa.
Análisis: se cierra el círculo
Hanyo no Yashahime ha trazado una estructura circular que abarca del primer episodio al séptimo, por lo que es muy previsible que, a partir del octavo, la trama avance y abra una nueva etapa. En este sentido, sería interesante considerar de manera global el recorrido de estas siete entregas.
Sin duda, Hanyo no Yashahime hizo una entrada espectacular in medias res. El primer capítulo usó de marco una aventura de las tres princesas semidemonios y contó en él una última aventura de todos los personajes más queridos de la saga de Inuyasha. A partir de ahí, sin desligarse de la herencia anterior, la trama se centró desde el principio en las tres jóvenes protagonistas, y ha estado marcada por el signo de la aventura, la acción y los misterios. En siete episodios, Towa, Setsuna y Moroha demostraron tener una conexión natural y unas personalidades atractivas, complejas. Lo que ocurra a partir de ahora y el giro que tome la historia, es otro misterio más añadido a las cientos de preguntas que devoran a los fans de la serie predecesora.
Por otro lado, el capítulo en sí no contiene claves esenciales, sino que sigue afianzando ideas que ya aparecían antes y que, previsiblemente, aparecerán después. Por ejemplo, la relación entre Towa y Setsuna. El carácter de esta última es reservado, pero en su interior, los sentimientos por su hermana están aflorando.
Nuevos personajes, enfrentamientos inevitables
El destino anunciado por el Árbol de las Edades ha enredado a las tres protagonistas en la lucha contra los cuatro sirvientes de Kirinmaru. Inevitablemente, la muerte de Tokotsu es un efecto dominó y ahora son presa de Kyuki. Este personaje ya ha adelantado su intención de crear un poder superior al de su amo y traicionarlo. Más allá de dicha declaración, este demonio no sale del estereotipo más básico del universo de Inuyasha, simplemente lleva consigo los tópicos del sirviente ávaro. Dudo que algún enemigo supere o iguale a antagonistas de la talla de Kagura del Viento. Difícil lo veo, difícil…
Sí ha despertado mi curiosidad el joven pirata- ¿pirata?- y el rumbo que puedan llevar sus interacciones con las tres chicas. Hasta ahora, la historia es fantástica sin romance, y Rumiko Takahashi está fuera de escena, así que no hay que sacar conclusiones erróneas. Esta trama quizás sobreviva sin tema amoroso… En cualquier caso, la entrada del personaje ha sido elegante. (Y sí, servidora también creía que era una chica en el opening).
A modo de conclusión
Hanyo no Yashahime ha reintegrado los sucesos del primer capítulo con los del séptimo, completando la aventura con la que se nos presentó la nueva saga. Estos siete primeros capítulos han hecho gala de toda una declaración de intenciones; esencialmente, un afán de aunar la herencia de Inuyasha y presentar a tres jóvenes singulares y llenas de carácter. También nos han tenido en círculos lanzando preguntas al aire, porque no sabemos qué ha sido de los padres de estas tres adolescentes semidemonios.
En cuanto al capítulo, ha presentado nuevos personajes y ha afianzado un poco más las relaciones y los lazos entre las tres protagonistas. El camino de los acontecimientos a partir de la octava entrega no lo intuiremos enseguida, pero sin duda, Hanyo no Yashahime merece la pena una semana más.