lightbulb_outline La siguiente reseña Dororo – Capítulo 2 contiene spoiler, si ya viste el capítulo por
favor sigue leyendo, sino puedes verlo en cualquiera de las plataformas. Aviso,
esta serie es algo gráfica, atractiva, curiosa y muy entretenida, te encantará
seguir esta historia y recuperar las extremidades vendidas.
CAPÍTULO
2 “LA HISTORIA DE BANDAI”
La guerra y miseria se expanden como plaga incontrolable, un joven y curioso niño, se convierte en la mejor compañía de un habilidoso joven sin miembros. Un anciano con grandes similitudes será de mucha ayuda. Un misterioso pueblo adinerado, será el cursor e varios descubrimientos y la unión de dos miembros. Un camino trae nuevos conocimientos, junto con el dolor incesante de recuperar lo robado. Todo favor tiene su precio y si se te da algo gracias a un mal acto, este te será cobrado a la medida de tu codicia. ¿El anciano podrá encontrar respuesta a los cambios en Hyakkimaru?
OPINIÓN
CAPÍTULO 2
Iniciare con un simple y bello comentario. La opacidad, los colores tierra y grisáceos que maneja la serie, literalmente te transportan a una Era Sengoku en Japón, donde los conflictos y depresión son tan comunes como un cielo azul (Aunque este cielo siempre esta encapotado). Algo que amo de esta serie es su cruda narración y la manera tan grafica de mostrar y explicar los hechos, como por ejemplo dejarnos muy en claro que en aquella época la muerte visitaba a las personas como una venganza silenciosa y tortuosa, que perderte en los caminos era cosa de todos los días y ver Yokais extraños y hambrientos de sangre cual Shinigami, es lo más próximo a un encuentro entre vecinos.
UN NIÑO MUY CURIOSO
¿Les ha pasado que se topan con un niño pequeño por la calle y este los interroga, analiza y hasta los hace tener dudas existenciales, gracias a su completo acoso admirado tiernamente por sus padres? Bueno, creo que este es el caso de Hyakkimaru, quien por cosas de la vida se topó y salvo de la muerte al pequeño Dororo, quien ahora lo sigue por varios motivos y ninguno parecido al de un perro callejero al que le brindas un saludo (Ya saben te persiguen y luego no quieres abandonarlo, pero sabes que lo harás y caminas recto sin mirarlo para que este se valla por su cuenta y tú no te sientas tan mal… bueno así). En este momento es hasta entendible la curiosidad de Dororo, es decir, quien no se cuestionaría y hasta preguntaría ¿Cómo puede ver Hyakkimaru si no tiene ojos? (Nosotros sabemos que el ve como el anciano, una llama intensa que en base a su color, distinguen si lo que está cerca de ellos es bueno, malo o de otro mundo).
LA MEJOR COMPAÑÍA TRAE UNA
EXCELENTE COMBINACIÓN
Tener un compañero como Hyakkimaru no estaría tan mal, es callado, tranquilo, tiene múltiples habilidades, una gran habilidad cual guardaespaldas privado y muy recursivo ¿Qué más pedir? Y para mejorar el combo, se encuentra Dororo, un niño cocinero, hábil, temerario, rebuscador, buen negociante y hasta recursivo. Lo malo de todo esto, es que Hyakkimaru no puede ver, ni oír a su pequeña compañía, que a pesar de lo pillo que es, nuestro chico de partes extraviadas puede reconocer en Dororo la luz de su alma, lo que indica que ese niño es bueno y mantenerlo cerca no es molestia. Así como el generoso medico es Jukai. Soy yo, o ese pequeño pillín es mejor comerciante que paisa en feria, porque sabe cómo sacarle utilidad a las habilidades sobre humanas de Hyakkimaru. Recibiendo el adelanto de unos servicios prometidos, nos llama la atención al igual que a Dororo, ver que Hyakkimaru no ataco a aquel Yokai de cabeza gigante ¿Sera por su aura?
LOS OJOS PUEDEN VER MÁS DE
LO QUE ES
El tiempo vuela y algunas noches son cortas, en esta ocasión, el día traerá más obscuridad que su contraparte. Ahora conozcamos a la mujer que se atribuye el nombre de este capítulo Bandai, la patrona y jefa de la villa. Algo es cierto, confiamos plenamente en el juicio de Hyakkimaru, pues si estaba decidido en atacar a aquella mujer, es porque algo ve en ella, que nosotros no. Ahora sometidos al encierro y más cerca de descubrir el misterio de las desapariciones, aparece ante nuestro joven par, el anciano ciego que todo lo ve y mucho sabe (Y al que le agradecemos pusiera en contexto a Dororo). En medio de la obscuridad y sintiendo el mal, Hyakkimaru se lanza tras una bestia y un conducto que va directo a la habitación de aquella misteriosa mujer. Para nuestra no sorpresa… bueno era obvio que esa mujer era algo maligno, pero nunca nos imaginamos que fuera tan feo el monstro que guardaba en su interior. Pues resulta que Bandai es un demonio hambriento de carne humana y uno de los demonios que tomaron parte del cuerpo de nuestro joven Hyakkimaru ¿De qué miembro se alimentó este?
UNA OSCURA VERDAD
El verdadero mostro no era Bandai, sino aquel hombre que ofrecía posada y comida a los viajeros que llegaban a su pueblo y los ofrecía como alimento a aquel demonio vestido de mujer… que murió fácilmente en manos de Hyakkimaru. Lo que aquel hombre realmente deseaba, era que callaran aquella campana que sonaba el Yokai, pues era en realidad el espíritu de un monje que por desgracia paso por aquel lugar y se convirtió en la primera víctima fatal del demonio (Ahora entendemos porque Hyakkimaru no lo ataco cuando este se acercó). Aquella caminata que los alejaba de aquel codicioso pueblo, les sirvió para que Hyakkimaru diera su nombre escrito en la arena, logrando así que Dororo y el anciano pudieran saber quién es él. Con la muerte de aquel demonio, nuestro joven espadachín ha recuperado otra parte de su cuerpo, el resto de piel que hacía falta en él, mientras Dororo se preocupa por las expresiones de dolor que Hyakkimaru hace, el anciano observa con interés algo que acaba de notar. Espero les haya gustado esta reseña, aquí les dejo el link del capítulo anterior y sin más nos vemos en la próximo historia de Dororo.