lightbulb_outline Esta reseña sobre Majutsushi Orphen Hagure Tabi contiene spoilers. Si no has visto el capítulo, te recomendamos hacerlo y después regresar a leer la reseña.
Capítulo 11: “La clase Uoar”
En esta nueva entrega de Majutsushi Orphen Hagure Tabi, Claiomh huye al jardín porque la sopa que le ha hecho a Orphen sabe muy mal. Allí se encuentra con Azalie, con la que habla un poco sobre la vida y el fracaso, ya que no sabe quién es ella. La breve paz se rompe enseguida, pues Orphen es atacado por un asesino de la Torre que busca el Atlas de la familia Browning y que relaciona a Childman con su localización actual.
Majic insiste en inscribirse en la Torre para ser entrenado como hechicero, de modo que Orphen y Leticia lo acompañan. Sin embargo, son atacados por los compañeros de los asaltantes de la Fe del Dragón que enfrentaron hacía unos días. El joven hechicero los vence fácilmente y descubre que quieren vengarse porque alguien asesinó a sus amigos. Justo en ese momento aparece un antiguo enemigo de Orphen, el hechicero Hydrant. Este los escolta hasta la Torre y allí, nuestro protagonista se reúne con Forte. Este le cuenta acerca de la difícil situación de la clase de Childman ahora que ha desaparecido; también acerca de Hydrant, que está detrás de los asesinatos de los miembros de la Fe del Dragón a los que se habían enfrentado.
Orphen pierde los nervios y va en busca de Hydrant, pero en su lugar se encuentra a un poderoso enemigo, el profesor hechicero Uoar, cuya clase es sospechosa de algunas intrigas recientes.
Análisis: contar mucho y mal
Majutsushi Orphen Hagure Tabi sigue en la misma tónica de capítulos anteriores. La información se vierte sin control y con explicaciones aceleradas, pero, a la vez, la serie se permite flashbacks y escenas intrascendentes. Claiomh se ha quedado relegada a un papel muy secundario, absolutamente cómico, mientras el resto de personajes evolucionan y muestran un conjunto rico de claros y oscuros en su carácter y actos.
Es evidente que la profundización en el mundo de Orphen y su complejidad es un logro, el problema está en los tiempos. Ya sabemos que contamos con un formato modesto de 13 capítulos y un especial, por lo que los tiempos requieren esa aceleración para cumplir con el proyecto. No obstante, todo el capítulo se articula en un exceso de ambición, para mi gusto.
En un análisis detenido, se captan todos los detalles y cuadran aproximadamente. Ahora bien, sin negar esta coherencia, creo que para el espectador que no conoce nada de la serie anterior o las novelas, debe de ser una locura. Una buena historia no solo se construye en su contenido, sino en cómo se transmite, adaptándose correctamente al tiempo y el formato. En este sentido, los guiones audiovisuales tienen que estar preparados para crear historias con sentido que lleguen al espectador.
Entonces, las claves del capítulo son…
Sin duda, es un episodio de transición. Lo que se pretende es preparar al espectador para la nueva aventura que va a tener lugar. En términos de importancia, no sucede nada relevante. Simplemente se van acumulando a toda velocidad indicios y un trasfondo para aquello que está por venir.
De nuevo, insistimos en que asimilar tanta información en cada pequeño detalle es, como mínimo, artificial. Hay series que arman historias densas muy bien hechas, y como espectador, sabes que tu papel es el de un detective de la trama y tienes que estar atento. Majutsushi Orphen Hagure Tabi, no obstante, no logra este objetivo, porque solo es el resultado de un ajuste de presupuesto. Es un híbrido imposible que no ha sabido ni sabe ser contado.
A modo de guía, mi aviso a navegantes es que no dejemos al azar ni un solo diálogo, porque incluso en momentos irrelevantes nos cuelan sucesos muy importantes para la continuación de la serie.
A modo de conclusión
Majutsushi Orphen Hagure Tabi continúa en su línea de aglutinación de hechos e informaciones importantes, tan rápido, que no da lugar a que el espectador empatice o sienta intriga alguna por muchos de los misterios que ha ido soltando sin gracia alguna.
La enseñanza que podemos extraer es, una vez más, que no es solo el qué, sino también el cómo nos llegan las historias. La trama no es mala en sí misma, pero el encuadre de los tiempos es horrible.
