Esta reseña sobre Hanyo no Yashahime: Sengoku Otogizoushi contiene spoilers. Si no has visto el capítulo, te recomendamos hacerlo y después regresar a leer la reseña.
Capítulo 2: “Las tres princesas”
En esta segunda entrega de Hanyou no Yashahime, Towa Higurashi llegó al siglo XXI a través del árbol de las edades, separándose de su querida hermana gemela. Allí es adoptada por su familia y trata de lidiar con su fuerza sobrehumana, que la lleva a tener constantes peleas. Un día, cansados de perder siempre, los abusones secuestran a su hermana adoptiva Mei, a la abuela y al bisabuelo. Justo tras la pelea, el árbol de las edades conecta con el pasado de nuevo.
En el pasado, Setsuna es una cazadora de demonios que lucha junto a los suyos. En mitad de una misión, se enzarza en una lucha con la extraña semidemonio Moroha. Sin embargo, aparece el yokai con el que iban a luchar y este consigue extraer de uno de los ojos de Setsuna una perla luminosa. Acto seguido, forcejea con Moroha y le roba una perla con poderes que también ella posee. El yokai que ha infectado el árbol de las edades se activa y abre un portal que las lanza al siglo XXI. Allí, Towa reconoce a Setsuna.
Análisis: Espejo y cambio, historias conectadas
Hanyo no Yashahime abre nuevos caminos tras el legado de su predecesora. A modo de manifiesto, la primera entrega de esta serie tendió puentes directos con Inuyasha, tanto en forma como en contenido. Ahora bien, la prueba de fuego arranca a partir de este capítulo.
En este sentido, observamos esa pulsión entre herencia e innovación, especialmente, en las raíces de la trama. Hay una relación de espejo entre ambas:
- La perla de Shikon frente a las perlas “arcoíris”.
- Los puentes entre el S.XXI y la Edad Media, con protagonistas en ambos mundos.
- Guiños al inicio de la serie. Inuyasha comienza con la yokai “mujer ciempiés” atravesando el tiempo y buscando la perla Shikon. De la misma forma, la irrupción temporal se hace por el ataque de la “mujer cienmpiés de tres ojos”.
Todo ello, junto a otros elementos ya reseñados, nos llevan a postular la finalidad de Hanyo no Yashahime; tal vez, más un respetuoso proyecto que pretende honrar al clásico, que un ambicioso espacio abierto para una nueva narrativa. Sin embargo, todavía es demasiado pronto para teorizar en firme. Personalmente, prefiero la timidez y el guiño a un guion que rompa con todo lo anterior.
Towa, maravillosa y fuerte
Towa Higurashi, no obstante, junto a las otras dos protagonistas, cobra una personalidad propia y un mimo al personaje que no podemos despreciar. La innovación se gesta en el seno de la nueva era, la generación de las hijas de aquellos héroes.
En líneas generales, este capítulo presenta un poco a Setsuna y Moroha, pero su protagonista esencial es Towa. Es maravillosa, fuerte, compleja y dueña de sí misma. No está dispuesta a ceder a los estereotipos y los límites entre hombre y mujer, porque es capaz de desplegar toda su fuerza y amar tiernamente a su familia adoptiva. Towa tiene espada para el enemigo y lágrimas para su querida hermana Setsuna. Es sencillamente bella por dentro y por fuera, y lo más interesante es que se desmarca de la personalidad de Seshomaru y ¿Rin?. Towa es solo Towa, espejo de nadie salvo ella misma.
Y sobre todo, me resulta fascinante y me intriga el desarrollo de una medio demonio con mentalidad del siglo XXI.
Capítulo 3:”La mariposa de los sueños”
Hanyo no Yashahime estrena su tercera entrega con el ataque de la mujer ciempiés de tres ojos. En el siglo XXI, Towa se enfrenta al yokai; su espada se rompe, pero el poder demoníaco de su interior crea una nueva espada. En la lucha, el ojo derecho de Towa descubre la última de las llamadas “perlas arcoíris” que poseen las tres jóvenes. Finalmente, Sestsuna mata a la criatura.
No obstante, enseguida comienza una pelea con Towa, que es poseída por el yokai “Hitokon”. Este pasa a Mei, y para vencerlo sin problemas, Sestsuna duerme a Towa y su familia. En casa de la familia Higurashi, las tres chicas son acogidas. Allí, Setsuna reconoce que no tiene recuerdos y Moroha le cuenta que se los debe de haber robado la mariposa de los sueños.
Análisis: Una triada espectacular
En esta tercera emisión de Hanyo no Yashahime, ya podemos señalar con certeza que se han creado tres protagonistas con una personalidad enriquecida y cautivadora. Sin duda, la gran sorpresa de este capítulo es Moroha, que despliega una enorme dosis de matices y un humor muy peculiar (y genial). Setsuna, por su parte, también se independiza- un poco- del carácter de Seshomaru al mostrar sus conflictos humanos.
En definitiva, van más allá de ser el espejo de sus padres y logran ser personajes redondos, con luchas internas. Esto no es en detrimento de las reminiscencias de Inuyasha, Kagome y Seshomaru, pues se funden en esas nuevas personalidades e intensifican la anagnórisis (el momento del reconocimiento). Y es que, no solo la madre de Kagome ve los ojos de su hija en Moroha, los espectadores también estamos emocionados con los parecidos y las novedades.
Moroha, divertida y astuta
Sin duda, coincidiremos muchos en que Moroha es sencillamente genial en todos los sentidos. Es extrovertida, divertida e inocente, pero también es la clave para desvelar muchos de los interrogantes que nos devoran a los fans estos días. Queda claro que es inteligente en extremo, que se adelanta a las circunstancias y propone soluciones mientras bromea. También es evidente que ha sido criada por alguien que le ha enseñado sobre hierbas medicinales y venenos, yokai, y poderes de sacerdotisa. Además, parece saber algo acerca de las perlas arcoíris.
Sería un error…
Sería un error muy grave en Hanyo no Yashahime involucionar la bellísima historia de Sesshomaru. La teoría de Kaede echaría por tierra todo el avance espiritual acerca de la compasión y el amor que experimentó nuestro querido yokai. Sin lugar alguno para la duda, el personaje que cerró Inuyasha no abandonaría a sus hijas para que se matasen entre ellas, por lo que entiendo que será un recurso para intensificar la intriga.
Enormes son las dudas acerca del paradero de los personajes de la saga anterior; y si bien entendemos que deben difuminarse para darles el testigo a sus hijas, el desconocimiento total causa un vacío extraño.
A modo de conclusión
Me es de obligado cumplimiento argumentar que cada comparación que leo de Hanyo no Yashahime con Boruto me despierta el instinto feroz de la fan. Me hiere el símil. Es antiestético de todo punto, porque es evidente desde el minuto cero qué es Boruto y el drama de “papá no me hace caso“, y que no tiene nada que ver con este proyecto tan cuidado.
En resumen, Hanyo no Yashahime nos presenta a tres chicas fuertes, independientes y brillantes en mitad de un mar de interrogantes y piezas sueltas acerca de sus padres y por qué están solas.