Esta reseña sobre Deca-dence contiene spoilers. Si no has visto el capítulo, te recomendamos hacerlo y después regresar a leer la reseña.
Capítulo 8: “Turbine”
Deca-dence abre su octavo episodio con el arriesgado plan de Kaburagi. Este, convencido de que el comandante Minato preserva su avatar sin chip, propone robarlo e infiltrarse con él en la fábrica de “gadolls”. La idea entusiasma a Donatello y convence al resto.
Jill averigua en qué lugar está escondido el avatar ilegal. Gracias a sus habilidades y contactos, esta los sorprende y entran en la sala de almacenamiento de avatares de El Poder. Mientras, se da la coincidencia de que Minato es descubierto por Hugin y bajan al almacén a investigar. En estas circunstancias, casi son descubiertos, pero dan el cambiazo justo a tiempo. Hugin solo descubre un objeto de placer, para sorpresa del propio Minato.
De regreso, Kaburagi propone a sus compañeros ir junto a Natsume, ya que tampoco tiene el chip. En el cuerpo de su avatar original, se presenta ante ella, que acepta ayudarlo. Sin embargo, aunque Jill ha calentado los ánimos para la revolución, Turkey los traiciona y se aprovecha del ingenuo Sarkozy.
Análisis: Libre albedrío
Poco o casi nada hay que comentar de esta octava entrega de Deca-dence, que tan bien se explica a sí misma. Los diálogos de los personajes fundamentan el mensaje, y preparan el ánimo que empuja a la acción. Tras las vivencias y reflexiones de capítulos anteriores, es el propio Kaburagi el que comparte las conclusiones que lo han llevado a desafiar al sistema:
“Simplemente me di cuenta de que es el sistema el que está loco […] Los deseos individuales importan.”
En la reseña anterior, tratamos el tema de la utopía perversa en la saga, la importancia de la pulsión del individuo en una sociedad que oprime a seres humanos y cyborgs por igual. Al hilo de todas las ideas que expusimos, Kaburagi las confirma en este nuevo capítulo. Sus frases son sucintas y certeras, consiguen resumir todo el contenido de la historia.
También es interesante la exposición del libre albedrío de los humanos como inspiración en los cyborgs. El protagonista, una inteligencia artificial humanizada, le explica a Minato que no busca el caos, que el orden social es importante, pero los derechos del individuo son la base. No sobra ni una coma de este encuentro, hay que escucharlo todo.
Las posiciones enfrentadas entre Minato y Kaburagi sacan a relucir además las incoherencias emocionales del primero, que cree seguir al sistema; pero admite que no puede desechar su apego a un gran amigo, incluso si dicho sistema lo considera un error.
Diálogos maestros
En este sentido, podemos afirmar que el valor del episodio reside en los diálogos, pues demuestran una gran maestría narrativa. A menudo, la verbalización de lo importante puede irse por las ramas, podemos encontrar personajes con monólogos insufribles que no saben centrar la cuestión. Nos alegramos de que no solo no sea el caso, sino todo lo contrario.
Si bien Kaburagi, protagonista principal de la trama, es el foco de estos diálogos, hay que resaltar también el valor de todos y cada uno de los mensajes que encarna hasta el más pequeño personaje. Los cyborgs se caracterizan y se familiarizan enseguida con el espectador en un par de breves acciones y menciones. El uso de los tiempos, lo que hacen y lo que dicen, está muy bien medido y pensado.
Por último, cabe mencionar el discurso de Jill, que llega a motivar hasta al último de los cyborgs del correccional:
“Nos deshacemos de la mierda funcionando con mierda. En resumen, somos mierdas.“
Capítulo 9: “Turbo Charger”
Esta semana en Deca-dence, Kaburagi se dirige a la fábrica de “gadolls” con Natsume, que mantiene la calma y sigue el plan a pesar de su ignorancia. La incursión tiene éxito y logran aniquilar a los “gadolls” mediante el procedimiento estándar de genocidio que posee el propio sistema. Por el camino, se encuentran a Hugin y deben luchar contra él. En el último momento, Kaburagi se sincera con ella acerca de la realidad y los cyborgs.
En el correccional, Jill y los demás cumplen su parte. Los cyborgs hacen explotar los excrementos para infectar el agua del lago y confundir a la policía del juego. Sin embargo, pronto aparecen refuerzos, revelándose la traición de Sarkozy y Turkey. A pesar del contratiempo, Jill ayuda a un lado y a otro. Su hackeo de Hugin le da una oportunidad a Kaburagi y despierta a Donatello, que se enfrenta a la policía del juego.
En mitad de semejante situación caótica, Sarkozy reflexiona herido y tiene un último acto de valor: se lanza con un explosivo que revienta la fábrica. Gracias a la confusión que causa, Natsume y Kaburagi consiguen destruir a los “gadolls”.
Análisis: errores y héroes
La novena entrega de Deca-dence se desarrolla y apuesta por la épica, ya que entabla una relación constante de causa y consecuencia entre emociones y acciones. El resultado es un episodio apasionante que traduce toda la frustración que hemos vivido en pura explosión.
La destrucción de los “gadolls” y la guerra abierta contra el sistema se hace en un entorno marcado por las metáforas, un desarrollo alegórico que ya apuntaba maneras desde el principio de la serie. Los errores eligen batallar con las mismas heces que reciclan y comen en un ciclo cruel, de condenados sin retorno. En otras palabras, los desechos del sistema se vuelven contra el sistema.
Por otro lado, al hilo de un rico aprovechamiento argumentativo, el desarrollo de Sarkozy logra su expresión máxima, pues pasa de ser un error entre errores, traidor circunstancial, a auténtico héroe. Sin duda, su caracterización y su evolución han sido de las mejores, ¡y en tan poco espacio!
Jill, una cyborg polifacética
No obstante, y aunque Sarkozy y Turkey merezcan un apartado completo, voy a centrarme primero en el personaje de Jill.
Es la única cyborg femenina del grupo, y además de hábil oradora e informática, guarda cierto misterio. El diseño de su cuerpo original y su avatar es colorido y singular, francamente, divertido, pero sin cruzar la frontera de las formas sin sentido. Deca-dence tiende a simplificar y enloquecer el diseño de los cyborgs más secundarios que pueblan el entorno de Solid-Quake; en cuanto un personaje está definido, ya sabemos que tendrá un papel relevante. Hay que valorar hasta la voz tan conseguida que transmite su seiyuu.
Sus intervenciones han sido decisivas en los últimos 3 episodios, muy especialmente en el que nos toca, pues ha llevado la cadena de mando en los dos puntos de ataque, ayudando a Kaburagi y Natsume a la vez que la lucha cyborg en el correcional. Sin ella, la revolución habría sido imposible.
El traidor y el cobarde, el héroe y el mártir
Las acciones de Turkey no eran sorprendentes. La naturaleza sibilina la lleva escrita en el cuerpo de pinzas retorcidas, en la voz y en el carácter. No obstante, alcanza un grado de mayor desarrollo con su juego ambiguo a dos caras, ayudando y traicionando para estar siempre en el bando vencedor. En sus planes, entra el borracho Sarkozy, sin valor y manipulable, para que haga por él el trabajo sucio y le sirva de escudo.
La debilidad de Sarkozy, sin maldad ni inteligencia propia, alcanza un grado muy alto cuando se deja convencer por Turkey de que han obrado bien, aun cuando están ejecutando a los mismos compañeros que iban a salvar. Lo interesante y lo realmente logrado es que, en los últimos momentos de vida, retome la inspiración de Kaburagi y se redima como un auténtico héroe…y mártir.
A modo de conclusión: la verdad ante sus ojos
En estos dos últimos capítulos de Deca-dence, hemos pasado de la justificación verbal a la acción y las emociones a flor de piel. Mientras en el capítulo 8 destacan los diálogos, que recogen todas las conclusiones que han llevado a Kaburagi a desafiar el sistema; en el capítulo 9 asistimos a la destrucción efectiva de la fábrica de los “gadolls”. Se construye además el giro argumental de la traición a la redención a través de Sarkozy.
Sin duda, hemos alcanzado uno de los momentos más cruciales de Deca-dence. Esto es, el descubrimiento de la verdad por parte de Natsume. En el siguiente capítulo, conoceremos el impacto emocional y mental que va a causarle, por lo que postergamos su análisis para la siguiente reseña.
Por último, apostamos por la amabilidad de la serie, y esperamos y deseamos de todo corazón que nuestro querido Pipe sea también un error- ¡o lo que quieran inventarse, por favor!- y siga vivo.