El portal New York Post reportó que un hombre en Australia había sido condenado a prisión por la posesión de “muñecas sexuales con apariencia de menores de edad”. De acuerdo con el reporte, el acusado Terry Dunnett, de 45 años, fue procesado de acuerdo con las nuevas leyes vigentes en Australia contra el abuso infantil.
Terry Dunnett, de 45 años, fue declarado culpable a mediados del mes de abril en el Tribunal de Distrito de Brisbane por dos cargos de posesión de “muñecas sexuales con apariencia infantil”, un cargo por intento de posesión por una muñeca del mismo estilo y posesión de material de explotación infantil.
El Equipo Conjunto contra la Explotación Infantil (Joint Anti-Child Exploitation Team) en Queensland comenzó a investigar a Dunnett en enero de 2020, después de que la Fuerza Fronteriza Australiana detectara una “muñeca anatómicamente real” por parte de un envío desde China dirigido hacia el hombre ahora encarcelado.
Cuando los agentes allanaron su casa de Brisbane, descubrieron otras dos muñecas que representaban edades estimadas entre 4 y 5 años, según los medios de comunicación australianos. La computadora portátil de Dunnett también contenía material de explotación infantil, dijeron las autoridades. Dijo a los investigadores que había comprado las muñecas en línea entre 2014 y 2020.
Los fiscales solicitaron una sentencia de cárcel, pero el abogado de Dunnett argumentó que esa sentencia no sería apropiada después de que un psicólogo determinara que tenía “bajo riesgo” de cometer un delito contra un infante. El juez Orazio Rinaudo condenó a Dunnett a dos años tras las rejas, pero luego ordenó su liberación inmediata bajo supervisión de libertad condicional.
El juez dijo que era «un crimen atroz estar involucrado en la explotación de niños», y agregó que tales delitos podrían causar «insensibilización» al abuso sexual infantil. «Son muñecas realistas que representan a niñas con caries», dijo Rinaudo. «Estoy satisfecho de que ahora comprenda que la posesión de estas muñecas y otros artículos estaba mal».
Fuente: New York Post
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