lightbulb_outline La siguiente reseña de Housekishou Richard-shi no Nazo Kantei – Capítulo 11 contiene spoiler, si ya viste el capítulo por favor sigue leyendo, sino puedes verlo en cualquiera de las plataformas y regresar. Aviso, este serie tiene contenido muy humano tras cada joya y chicos guapos.
Capítulo 11: “Bendiciones de Peridoto”
Un punto anterior, un punto del pasado que se convierte en nuestra marca de agua, un sello que identifica nuestra personalidad, pues aquello que nos ocurrió tiempo atrás no ha calificado para lo que seremos en el futuro. Tanto así que mucho de ti será diferente con todo y todos simplemente por tu experiencia, buena o mala. Pero los cambios positivos son parte de las enseñanzas y si bien el camino no es un lecho de rosas y no todas personas que nos topamos en el nos hacen bien, sabremos aprender de ellos y crecer.
“Javert, la culpa no la tienes tú. Cumpliste solo tu deber” Los Miserables.
UNA CONEXIÓN DEL PASADO
Las casualidades no tienden a aparecer para ser ignoradas o simplemente para sonreír ante ellas y no tomarlas en cuenta, muchas de ellas son llamados que deben ser atendidos y respondidos, este es el caso de la salida común de un héroe que ayuda a una mujer mayor con sus compras, podría ser una acción vana que no transcurra en más que un gracias y un sentimiento de satisfacción interna, pero en esta ocasión Seigi Nakata ha ayudado a quien hizo grandes cosas por alguien que lo necesitaba en el momento más necesitado. Tan simple como decir que el mundo es un pañuelo, todo conecta y así lo revela la fotografía de la señora Chieko, una mujer que no solo tiene recuerdos físicos de la mansión dónde se crio Richard Ranashinha Dvorpian, sino la sorpresiva receta de un pudín casero que ha sido el gusto eterno del dueño de Étranger. Las dudas de Seigi se exponen como siempre lo ha hecho, pero esta vez no son atendidas de inmediato, no hasta que el decide preparar para Richard aquel pudín con azúcar morena en vez de la azúcar regular con la que venía haciéndolo. Inmediatamente este reconoce la receta y se percata como siempre con su habilidad de leer a las personas, que Seigi ha conocido alguien que podría ser cercano a él, alguien que respondió con hospitalidad como agradecimiento a Seigi por su ayuda, pero ya que el joven héroe no quiere romper su promesa tan fácilmente y decir dónde estuvo y de quien obtuvo la nueva receta, Richard se las ingenia basándose de la tradición japonesa, pues la hospitalidad se responde con otra o un acto de agradecimiento, quizás un regalo.
UNA VISTAZO AL AYER
Seigi acude con un presente a la casa de Chieko, quien junto con este recibe una disculpa pues la promesa que le hizo su invitado de no decir quién era ella a Richard fue rota, pero la amable mujer entiende que esto era algo difícil de ocultar. Ahora ella sin más intenta explicarle a Seigi porque huye de su ex aprendiz, un joven nido 8 años que le tomo el cariño y apego al igual que de un hijo a una madre, solo que ella era la institutriz de japonés en la mansión Claremont y sus jóvenes aprendices hijos de un importante linaje. Jeffrey Claremont y Richard fueron educados por la joven Chieko en japonés, un idioma que los pequeños niños aprendieron en tan solo dos años, tiempo que bastó para que ella viese la realidad de estos, uno amado por sus padres y con atención de su madre y otro resguardado por un apellido y olvidado por sus progenitores. Pero esto solo fue uno de los puntos para ella brindarle más amor a Richard, pues a falta de una madre ella intentaría ser una, pero no todo es tan suave como la seda y ellos lo sabrán en una navidad.
UNA NAVIDAD TEMPESTUOSA
El día de Navidad hace 22 años atrás (Richard está viejito) la madre de Richard, Catherine se presentaba ante la mansión Claremont, pues tenía nuevas noticias con respecto a su reconcilió con Ashcroft Claremont, una noticia que no consideraba de alegría el Conde, quien para ese entonces no recibió con agrado la noticia, pues aquellos padres no tienen la madera para criar a Richard, quien su futuro se vislumbraba en el Amazonas por la profesión de su padre. La madre de Richard llega con su personalidad dura y fría desde un inicio, tomando por delante ha Chieko quien con la mirada de aquella hermosa y elegante mujer, pudo presentir que algo se acercaba pero nunca imaginó la magnitud del problema. Todo comenzó con la pérdida del collar de Catherine, una joya del siglo XIX que puede dividirse entre varias secciones de accesorios decorativos, armando un alboroto por ello y deteniendo todo hasta encontrar aquel costoso accesorio, parte del ornamento que estaba entre las posiciones de Chieko.
LA EXPLICACIÓN Y EL RECONCILIÓ
Aquí todo pinta mal, pero Chieko nos lleva al momento antes de que esto ocurriera cuando Catherine le pide a Chieko que se preste para esta mentira por el bien de Richard, pues ella no quiere volver con aquel hombre de apellido Claremont que podría volver miserable la vida de su hijo y atarla a ella a un matrimonio infeliz. Al escuchar esto Chieko ofreció su ayuda, ofrecimiento que no sería en vano pues el Conde quería tenerla por más tiempo dentro de la mansión, proponiéndole que le pagaría más, que en Japón nada le esperaba y estando con ellos podría estudiar, cuidar a Richard y ser algo más, pero ella tenía no volver a su país y por eso aprovecho este inconveniente para irse. El trabajo salió bien y Catherine no regreso con su ex esposo padre de Richard, el collar fue recuperado por ella misma a la mañana siguiente y de Chieko no se supo más o eso pensó Richard hasta que Seigi se topó con ella. Ahora es Richard quien aparece 22 años después ante la puerta de Chieko, no solo para decirle que la entiende y le cree, sino para hacerle saber que el siempre la apreció y la vio como una madre y que espera que puedan seguir en contacto, pues ahora Chieko después de sentir que su culpa por abandonar a Richard se va con esta nueva oportunidad de tenerlo frente a frente, decide entregarle a su joven aprendiz hecho ya todo un hombre, la parte del collar que se desarma en piezas, pues esa parte fue entregada por Catherine a ella como agradecimiento. El le recuerda que no es un robo, es un regalo y el lo cuidara bien, pero no todo termina aquí pues ahora quién deberá enfrentar su pasado y los problemas familiares que los marcaron es Seigi, quien caminando por las calles y teniendo cerca la navidad, se ha topado con su padre, un hombre que por su apariencia deja mucho que desear.
OPINIÓN PERSONAL
Un capítulo bastante revelador, la historia de Richard no solo ha sido llena de lujos, educación y cultura histórica, también ha sido una vida llena de soledad, dolor, madurez temprana, obligaciones y restricciones de libertad. Sus padres generaron en él soledad, pero una amable mujer le dio la esperanza de creer y pensar que él no está solo, que cuenta con otros que se preocupan por su bienestar y felicidad. Ahora que él ha logrado sanar varias grietas de su pasado, no todas pero tantas como ha podido y debido, le queda solo esperar y aferrarse a lo que vendrá, pues la historia sigue y él no es el único que ha tenido una infancia difícil, ahora le toca el turno al héroe sin capa, ha Seigi. Su padre ha vuelto del oscuro olvidó y su aspecto indica problemas para quien no ignora un alma en pena.