Las mascotas y los automóviles son dos cosas con las que la gente forma un fuerte apego, pero cuando tuvo que elegir entre ellos, un usuario de la plataforma de subastas Yahoo! Japan Auction que se hace llamar Leiz se puso del lado de su gato. De nombre Silk, el pobre gato fue diagnosticado recientemente con una afección gastrointestinal viral potencialmente mortal llamada peritonitis infecciosa felina que requiere un tratamiento médico costoso.
Con las facturas del veterinario acumulándose, Leiz decidió recaudar dinero para el cuidado de su gato subastando su Toyota Supra 1989, del cual es propietario desde al menos 1993. Nadie tiene el mismo automóvil durante más de 28 años a menos que realmente, realmente le guste, y el Supra de Leiz es incluso un modelo con volante a la izquierda que se trajo a Japón después de un período de estudios en los Estados Unidos. Y aunque las versiones nacionales con volante a la derecha se vendieron en Japón, se podría decir que él no ama los Supras, sino que ama su propio Supra.
«No tenía ninguna intención de vender el automóvil», explicó Leiz en la página de la subasta del automóvil, «pero a mi gato le diagnosticaron PIF». Luego comenzó a correr la voz en las redes sociales sobre las circunstancias detrás de la venta, y llegaron algunas ofertas, hasta que alguien que vive cerca de Leiz en la Prefectura de Osaka se comunicó con él para preguntarle si podía venir a ver el automóvil y le comentó que mientras estuviera en buenas condiciones iba a comprarlo de inmediato por el precio de lista.
Cabe señalar que el precio de lista de 2.7 millones de yenes (poco más de 26 mil dólares) incluía bastante valor sentimental incorporado, ya que es una cifra bastante alta para un Supra de esa edad con 168,914 kilómetros recorridos, incluso teniendo en cuenta sus diversas modificaciones cosméticas y de rendimiento. A modo de comparación, un modelo similar actualmente a la venta en Yahoo! Japan Auctions tienen un precio de compra ahora de 1.35 millones de yenes y no hay ofertas con solo dos días de límite. Pero después de una rápida inspección visual, el comprador, que dirige una empresa de construcción, acordó pagar el precio completo porque, al igual que Leiz, ama tanto los coches como los gatos. «Yo tengo un gato», dijo el comprador, «y debe ser un momento muy difícil por el que actualmente usted está pasando».
Leiz se ofreció a rebajar un poco el precio debido a algunos daños cosméticos, pero el comprador declinó cortésmente el descuento, diciendo que planea pagar varios costos de restauración de su propio bolsillo. Incluso va a construir un garaje en la propiedad de su oficina, para mantener la pintura agradable y protegida de los elementos.
Si planea hacer todo eso, el comprador debe estar planeando aprovechar al máximo el Supra, ¿verdad? Realmente no. Él ya tiene varios otros autos para conducir, e idealmente, ni siquiera quiere quedarse con el auto de Leiz por mucho tiempo. El comprador espera vender el Supra lo antes posible… pero espera venderlo de nuevo a Leiz, y sin obtener un solo yen de ganancia.
«Limpiaré su Supra y lo guardaré como una decoración», le dijo el comprador a Leiz. «Una vez que terminen los tratamientos de Silk-chan, ven y cómpramelo por el mismo precio que me lo vendiste. Piensa en mí como un amigo al que le gusta el mismo coche que a ti“, le dijo el comprador, «y cuando lo extrañes, ven a visitarlo y sácalo a dar una vuelta».
En otras palabras, la transacción es más un préstamo que una venta. En realidad, es incluso mejor que eso, porque además del costo del automóvil, el comprador aportó 100,000 yenes adicionales para ayudar a pagar los gastos médicos del gato. Porque realmente, cuando un amante de los autos está ayudando a otro, siempre es bueno hacer un esfuerzo adicional.
Fuente: Livedoor News
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