Tras el previamente anunciado cierre del Segundo Edificio de Sega-Akihabara, localizado al borde sur de la zona, el pasado 30 de agosto, varios grupos de japoneses se reunieron en la zona para despedirlo.
Inaugurado originalmente en octubre de 2003 por Sega bajo el nombre “Akihabara Kigo”, este salón de arcades comenzó a recibir a los jugadores justo cuando el auge de la cultura otaku realmente comenzó a ganar fuerza, y hasta la fecha había resistido la transición de pasar de ser un simple lugar de compras hasta un destino turístico, mismo que atraía a los gamers de todo Japón e incluso del extranjero.
De pie en una esquina frente al puente Manseibashi que se extiende sobre el río Kandagawa, la vista despejada del Segundo Edificio de Sega-Akihabara hizo del rascacielos un lienzo principal para enormes murales que promocionaban el último lanzamiento de un videojuego o un anime en producción.
El culpable más probable de este cierre sería la recesión en los negocios provocada por la pandemia de COVID-19, que ha disminuido enormemente el número de visitantes en Akihabara, e incluso entre aquellos que se atreven a visitarlo, el tener que permanecer en un espacio cerrado como éste mientras utiliza una máquina que no es desinfectada apropiadamente entre cada uso, probablemente no sea el panorama más atractivo. El Segundo Edificio de Sega-Akihabara había estado temporalmente durante la primavera de este año dada la declaración del estado de emergencia en Tokio, y aunque el establecimiento volvió a abrir sus puertas el pasado 12 de junio, parece que la reunión será más corta de lo que todos pensaron.
Sin embargo, incluso antes del inicio de la pandemia, el negocio de los salones de arcade en Japón ya estaba en un declive constante, tal como lo ilustró el cierre de el legendario salón de recreativas Warehouse Kawasaki. El mejoramiento continuo de las consolas de videojuegos domésticas han eliminado en gran medida la necesidad de ir más allá de la comodidad de tu hogar para jugar los títulos más recientes o encontrar compañeros humanos, por lo que es muy probable que los días de vida del Segundo Edificio de Sega-Akihabara ya estaban contados desde hace mucho tiempo.
Fuente: Otakomu