Con la llegada de Dragon Ball Daima, los fanáticos de la saga de Akira Toriyama han vuelto a disfrutar de nuevas aventuras junto a Goku y sus aliados, en una serie que ha respetado la esencia original de Dragon Ball Z y ha expandido su legado de manera épica. Esta nueva producción, lanzada años después de la conclusión de Dragon Ball Super (pero siendo una precuela de ésta última), fue creada por Akira Toriyama, lo que la convierte en canónica.
Sin embargo, esto no siempre fue así. Antes de Dragon Ball Super, los fans ya habían sido testigos de un intento de secuela: Dragon Ball GT, una serie que buscaba continuar la historia, pero que generó opiniones divididas y que hoy en día no se considera parte del canon oficial.
Dragon Ball GT, que se transmitió en 1996, llegó a un final relativamente temprano con solo 64 episodios, una cifra notablemente baja en comparación con las casi 300 entregas que acumuló Dragon Ball Z. A diferencia de sus predecesoras, GT no surgió de un manga de Akira Toriyama, sino que se desarrolló como una historia completamente nueva, con limitada participación del creador original. Su premisa intentó revivir el tono aventurero de la serie original, llevando a Goku a una versión infantil y centrándose en un estilo más nostálgico que, para muchos, se quedó corto en calidad y desarrollo de personajes.
A lo largo de los años, la falta de coherencia con Dragon Ball Z y Super ha hecho que muchos la perciban como una anomalía en la franquicia. Los enemigos icónicos de GT, como Baby, el Androide 17 mejorado y los dragones malignos, jamás aparecen en Dragon Ball Super. Además, el enfoque de GT en la transformación de Super Saiyajin 4, que combina elementos del estado Oozaru y el cabello oscuro, contrasta con las múltiples formas divinas introducidas en Dragon Ball Super, como Super Saiyajin Dios y Super Saiyajin Blue, que cuentan con poderes muy superiores.
Por otro lado, personajes como Pan y Bulla, que ya son adolescentes en GT, aparecen en Dragon Ball Super como infantes, reflejando una clara diferencia en las líneas de tiempo. Super incluso presenta eventos, como la resurrección de Freezer, que no son reconocidos en GT, dificultando aún más la posibilidad de que ambas historias puedan coexistir en un mismo universo.
Para los seguidores de GT, que aprecian la originalidad de Super Saiyajin 4 y el estilo diferente de la serie, la noticia de su exclusión del canon puede ser decepcionante. Sin embargo, la decisión de Toriyama de hacer Dragon Ball Super la continuación oficial asegura que la historia siga un rumbo claro y coherente, una dirección que GT, a pesar de su nostalgia, no logró sostener.
Así, Dragon Ball Super cerró la puerta a Dragon Ball GT como parte de la narrativa principal, priorizando la visión de su creador original y manteniendo a la franquicia en un curso fiel a sus raíces. La llegada de Dragon Ball Daima puso el último clavo en el ataúd, pues incluso presenta historias similares como si la intención fuera canonizar algunas ideas, pero no Dragon Ball GT como tal.
Fuente: Comic Book Resources