Este pasado fin de semana, los ciudadanos de Argentina participaron en las elecciones para determinar quién ocupará la presidencia del país durante el período 2023-2027. En una sorprendente vuelta de los acontecimientos, Javier Milei emergió como el ganador en la segunda ronda, asumiendo el cargo a partir del próximo 10 de diciembre.
Lo destacado de esta elección es la peculiar etiqueta que se le había atribuido a Milei: “el candidato otaku”. En el trasfondo de esta designación, incluso surgieron comunicados dentro de la comunidad de fanáticos del manga y el anime en Argentina, manifestando tanto apoyo como rechazo hacia este candidato peculiar. Este artículo no es para celebrarlo o lamentarlo, es para analizar qué pasó aquí.
Este fenómeno podría señalar una tendencia intrigante en la mezcla entre la cultura otaku y la política en Latinoamérica. La victoria de Milei podría considerarse como un indicio de que la comunidad otaku, antes vista como apolítica, quizás podría empezar a ser considerada en futuras propagandas electorales en diferentes países.
La idea de que el manga y el anime se conviertan en herramientas electorales no solo en Argentina, sino también en otras naciones en Latinoamérica, plantea preguntas sobre la influencia de la cultura popular en la arena política. Se podría argumentar que, en un ambiente donde “todo vale” en la política, la singularidad y popularidad de la cultura otaku podrían ser utilizadas como estrategias para atraer a nuevos electores.
Sin embargo, este posible entrelazamiento entre la política y la comunidad otaku no estaría exento de problemas. Algunos temen que esta incursión política pueda cambiar la esencia misma de la experiencia otaku, convirtiendo algo que antes era disfrutable en un campo de batalla ideológico.
La introducción de agendas políticas podría crear divisiones dentro de la comunidad, llevando a debates internos y posiblemente alienando a aquellos que buscan escapar de la política dentro su espacio de entretenimiento. El uso del manga y el anime con fines electorales podría, en última instancia, diluir la autenticidad de esta subcultura, afectando negativamente a quienes han sido fanáticos durante mucho tiempo.
Así, la victoria de Javier Milei en Argentina plantea cuestionamientos sobre el efecto que tuvo la cultura otaku dentro de la política (publicidad masiva a través de memes, miles de personas en Latinoamérica conocieron a Milei luego de haber sido relacionado con Chainsaw Man por los medios de comunicación). Sin embargo, también alerta sobre los posibles riesgos de politizar una comunidad que siempre había sido considerada como “reservada y exenta de las cuestiones sociales”.
Fuente: Twitter