Esta reseña sobre Deca-dence contiene spoilers. Si no has visto el capítulo, te recomendamos hacerlo y después regresar a leer la reseña.
Capítulo 10: “Brake system”
En esta nueva entrega de Deca-dence, Natsume pierde el conocimiento al descubrir la verdad. El caos cunde y el servicio del juego es interrumpido, todos los “gadolls” mueren, pero uno de ellos infecta a un “gear”. A las afueras de la fábrica, Natsume despierta y rechaza a Kaburagi, que escapa más tarde junto con sus amigos cyborgs en su cuerpo original.
Hugin tiende una trampa a Natsume con el avatar de Kaburagi, que intenta conectarse sin éxito desde una terminal externa. Entre tanto, del cuerpo del “gear” infectado sale un “gadoll” ajeno al sistema que devora a gran velocidad los cadáveres de la fábrica. Pronto, se convierte en un monstruo gigantesco que amenaza la fortaleza Deca-dence.
Análisis: viaje al corazón de Natsume
Deca-dence aprovecha su décima entrega para asimilar las intensas acciones del capítulo anterior. Es, sobre todo, un episodio que enfoca y narra las consecuencias de la destrucción de los “gadolls” y la fábrica desde todos los puntos de vista posibles. A la vez, gesta y nutre la trama de la próxima entrega.
El reposo y análisis de las reacciones a un evento crucial entran dentro de la dinámica narrativa más lógica. Tras una serie de eventos llenos de acción, el descanso y el enfoque en las emociones satisface una pregunta natural: ¿y ahora qué? En este sentido, las escenas han sabido recoger la riqueza y el contraste de los distintos bandos, desde los ignorantes y felices “tankers” que celebra, el caos de los cyborgs y el sistema, Kaburagi y, sobre todo, Natsume.
Sin lugar a dudas, Natsume ocupa una gran parte del protagonismo en este episodio. El viaje a la profundidad psicológica de la muchacha es una de las tramas más interesantes del capítulo (o la que más), pues su interacción con Kaburagi y Kurenai nos revela un complejo proceso espiritual y mental de aceptación. De hecho, pensemos que por el carácter inocente y vital que tiene, su personaje corría el peligro constante de caer en el simplismo. Es un acierto que este y otros capítulos hayan logrado resaltar momentos en los que la vemos dudar de sí mima, reflexionar y madurar ideas.
Otras reflexiones aleatorias
Seguramente, sea muy difícil no pensar en Matrix y en Alien, el octavo pasajero en este capítulo. Analicemos por partes:
Natsume recibe la verdad como un trauma. A la salida de la caverna platónica, el sol siempre ciega al que ve por primera vez la verdad. Llama poderosamente la atención su negación, su deseo de no haber sabido nunca una realidad que le queda demasiado grande para sus modestas metas consigo misma. Sin embargo, no creo que nuestra protagonista hubiese elegido en el universo de Matrix la píldora azul; es más bien un estado transitorio.
En cuanto al “gadoll”, hay una primera tentación de ver su aparición como mecanismo de acción, distracción, relleno y solución de conflictos que tienen que cerrar en dos capítulos. No obstante, también puede aportar un valor. Esto es, faltaba la rebelión de los “gadolls” contra el sistema. Ya tenemos la visión rebelde de un cyborg y una humana, y no debemos olvidar que los monstruos que crea el sistema también son esclavos y víctimas de este. Quizás, en ese sentido, no hubiese estado bien hacerlos desaparecer sin más. Especialmente, por Pipe…
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©DECA-DENCE PROJECT -
©DECA-DENCE PROJECT
A modo de conclusión
Deca-dence nos muestra los efectos sociales y psicológicos de la destrucción de la fábrica, destacando la dura aceptación de Natsume al conocer la realidad. Por otro lado, la trama no quiere cerrar aún el capítulo de los “gadolls” y ofrece, al menos, una aventura final para siguientes episodios. Es controvertido y natural a un tiempo, porque, recordemos, los “gadolls” son tan esclavos del sistema como humanos y cyborgs.
Cerramos la reseña con la desoladora e injustísima muerte de Pipe. Puestos a inventar, quizás mejor una trama que le permitiese vivir a la de un monstruo devorador de cadáveres, fruto de un embarazo no deseado.